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Lunes, 09 de abril de 2012  |  NÚMERO 69 Acceda a nuestra hemeroteca
ACTUALIDAD
CONSENSO DE LA ‘EUROPEAN RESPIRATORY SOCIETY’ Y EL ‘EUROPEAN CENTRE FOR DISEASE PREVENTION AND CONTROL’
Publican las nuevas normas europeas para el control de la tuberculosis
El coordinador del Programa Integrado de Investigación de Tuberculosis de Separ, Joan Cayla, afirma que hay algunas recomendaciones que “deberían ser asumidas para organizar mejor la prevención y el control de la enfermedad en España”

Sandra Melgarejo. Madrid
La European Respiratory Society (ERS) y el European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) han publicado las nuevas directrices para el control de la tuberculosis: ‘European Union standards for tuberculosis care’. Estas normas servirán de guía al personal sanitario y de la salud pública para asegurar el diagnóstico, tratamiento y prevención de esta enfermedad en Europa, donde la tuberculosis sigue siendo un reto para la sanidad.

En opinión de Joan Cayla, coordinador del Programa Integrado de Investigación de Tuberculosis de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), la publicación de estos estándares es “realmente interesante porque en Europa se registran cerca de 74.000 casos al año, una cifra importante, y España contribuye con más de 10.000 casos”. Un comité formado por 30 expertos ha elaborado las directrices, con el objetivo de llenar los vacíos existentes en el manejo de la tuberculosis. Durante el proceso, la ERS ha desarrollado los estándares relacionados con la clínica y el ECDC, las normas relacionadas con la salud pública.

Joan Cayla, Francesco Blasi y Marc Sprenger.

Según Cayla, las recomendaciones recogen “cosas sencillas que deben tenerse siempre en cuenta, pero, a veces, no hay criterios uniformes entre países o, incluso, dentro de un mismo país y no se llevan a la práctica con normalidad”. El especialista destaca algunas de estas normas, como que todas las personas que tengan signos, síntomas, historia, o factores de riesgo relacionados con la tuberculosis deben ser examinadas para detectar la posible enfermedad; que las personas diagnosticadas deben realizarse pruebas de sensibilidad a los medicamentos para identificar resistencias; y que se debe sospechar una posible tuberculosis en todo aquel paciente que tenga tos o expectoración durante más de 15 días. “Todas estas medidas favorecen el diagnóstico y el tratamiento precoz, muy importante para el propio paciente, pero también para evitar el contagio a otras personas”, subraya Cayla.

Otras pautas consensuadas por la ERS y el ECDC son que los pacientes con alta probabilidad de tener tuberculosis causada por microorganismos farmacorresistentes deben ser tratados, al menos, durante 20 meses, con una fase intensiva del tratamiento de ocho meses; y que los médicos deben asegurarse de que todos los pacientes de nuevo ingreso, de los que se sospeche que puedan tener tuberculosis infecciosa, estén sujetos a aislamiento respiratorio, hasta que su diagnóstico se confirme. Las directrices incluyen una sección adicional sobre cómo pueden adoptar estas recomendaciones los políticos y los profesionales sanitarios.

El coordinador del Programa de Investigación de Tuberculosis de Separ afirma que, aunque la atención a la tuberculosis en nuestro país es “bastante buena”, hay algunas recomendaciones que “deberían ser asumidas para organizar mejor la prevención y el control de la enfermedad en España”. Por ejemplo, considera que “no está muy asumido hacer sistemáticamente estudios de sensibilidad para ver si el paciente tiene alguna forma de resistencia o no. Tampoco se hace sistemáticamente un control de la tuberculosis para saber si el paciente ha cumplido el tratamiento y se ha curado, o si abandonó el tratamiento”.

Además, sostiene que “sería importante que cada comunidad autónoma notificara correctamente los casos para tener estadísticas oficiales y que los pacientes estuvieran directamente observados, sobre todo aquellos que tienen más riesgo de abandono, por enfermeras de salud pública que sigan el tratamiento y el estudio de contactos”. Para lograrlo, Cayla recuerda que “Separ ha solicitado al Ministerio de Sanidad que impulse definitivamente un plan nacional para la prevención y el control de la tuberculosis”.

En Europa se registran cerca de 74.000 casos al año y España contribuye con más de 10.000 casos.

Volviendo al ámbito europeo, Marc Sprenger, director del ECDC, advierte de que “la tuberculosis multirresistente y la tuberculosis extremadamente resistente han proliferado en la Unión Europea: un 4,6 por ciento de los pacientes con tuberculosis fueron diagnosticados con tuberculosis multirresistente en 2010, y solo el 30 por ciento fue tratado con éxito; además, la proporción de pacientes con tuberculosis extremadamente resistente se incrementó de 8,2 a 13,2 por ciento, entre 2009 y 2010”.

Por su parte, Francesco Blasi, presidente electo de la ERS, afirma que “la tuberculosis representa una seria amenaza para la salud pública en toda Europa, pero con la prevención precisa, su diagnóstico, y tratamiento, se puede mitigar. Las normas para la atención de la tuberculosis en Europa están todavía por debajo de un nivel aceptable, y los estudios recientes han puesto de manifiesto las deficiencias en el manejo de la enfermedad. Ahora, las nuevas directrices pueden ayudar a reducir su propagación, y mejorar la atención al paciente”.

Foro Europeo de Innovación para la Tuberculosis

La ERS también ha creado recientemente el Foro Europeo de Innovación para la Tuberculosis (European Forum for Tuberculosis Innovation), que tiene como objetivo identificar y poner de relieve las deficiencias, retos y necesidades en la innovación y el control de la tuberculosis. “En tuberculosis, lamentablemente, tenemos los mismos tratamientos que hace 40 años. Esto significa que el paciente ha de tomar muchas pastillas durante muchos meses. Esto debería mejorarse y últimamente están surgiendo estrategias que tratan de innovar tanto en el diagnóstico como en el tratamiento”, comenta Cayla.

El especialista opina que “el gran objetivo sería acortar el tratamiento”. No obstante, lamenta que “se han hecho ensayos con clínicos a escala mundial con moxifloxacino, pero se ha visto que tienen una eficacia similar a isoniazida, uno de los fármacos más antiguos. Esto es una mala noticia porque significa que, a corto plazo, no se puede acortar el tratamiento”. También se están investigando vacunas, pero Cayla considera que “no es previsible que se introduzcan de forma sistemática hasta dentro de cinco o diez años. Además, se vacunaría a niños, y la tuberculosis aparece en personas mayores de 20 años, por lo que el efecto no se vería hasta después de mucho tiempo”. Por lo tanto, el miembro de Separ señala que, de momento, la única solución es “basarse en los programas de control clásicos para procurar que el paciente cumpla el tratamiento, estudiar rápidamente los contactos y hacer un diagnóstico precoz”.
 

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