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Lunes, 09 de abril de 2012  |  NÚMERO 69 Acceda a nuestra hemeroteca
ACTUALIDAD
ESTUDIO DEL SERVICIO DE NEUMOLOGÍA DEL HOSPITAL CLÍNIC DE BARCELONA
Los pacientes con asma alérgica son más sensibles a desarrollar alergia alimentaria
La interrelación de la vía respiratoria puede extenderse a la digestiva por la reactividad cruzada entre alérgenos o de la inflamación sistémica

Redacción. Madrid
La Unidad de Alergia del Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria del Hospital Clínic de Barcelona ha elaborado un estudio coordinado por Joan Bartra, alergólogo y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que muestra la relación entre el asma alérgica y la alergia alimentaria.

Entre el 30 y el 60 por ciento de los pacientes polínicos
tiene alergia a alimentos vegetales.

La rinitis y el asma alérgicas, causadas principalmente por pólenes y ácaros, afectan a entre el 15 y el 25 por ciento de la población española. De los pacientes que sufren rinitis alérgica, el 51,9 por ciento están sensibilizados al polen y el 40 por ciento, a ácaros, mientras que, a su vez, el 44 por ciento de los pacientes asmáticos están sensibilizados a polen y el 40 por ciento, a ácaros. Además, la alergia respiratoria puede ser causa o consecuencia de una alergia alimentaria (a alimentos vegetales, en el caso de la polinosis, o de alergia al marisco, en el caso de la rinitis o el asma por ácaros) o causante directa de una inflamación en el esófago, estómago o intestino (alergia digestiva).

Los datos presentados revelan que entre el 30 y el 60 por ciento de los pacientes polínicos presenta alergia a alimentos vegetales. Asimismo, la alergia a marisco y, fundamentalmente, a crustáceos es la segunda causa de alergia alimentaría en adultos en nuestro país y una parte importante de los pacientes con alergia a marisco presentan, a su vez, una alergia respiratoria por ácaros. Dicha asociación se explica por el hecho de que tanto en los ácaros como en el marisco existen proteínas, como la tropomiosina, que presentan una alta homología en su secuencia aminoacídica. “La vía de sensibilización a la tropomiosina puede ser tanto la digestiva como la respiratoria, siendo los ácaros la principal fuente de sensibilización por vía respiratoria y ser el origen de la posterior alergia alimentaria, estableciendo así una interrelación de la vía respiratoria con posibilidad de extenderse también a la digestiva”, comenta Bartra.

Otras investigaciones que ha liderado o en las que ha participado Bartra señalan que los alérgenos respiratorios pueden ser los agentes que induzcan una sensibilización primaria por vía inhalatoria y secundariamente aparecer la alergia a aquellos alimentos que posean alérgenos comunes, o bien que los alérgenos de alimentos inducen una sensibilización por vía digestiva y a la vez son los responsables de una alergia respiratoria también por un fenómeno de reactividad cruzada. Una vez establecida la relación existente entre la polinosis y la alergia a alimentos vegetales a partir de proteínas homólogas, es fácil comprender las diferentes asociaciones de pólenes y alimentos vegetales que se producen, como por ejemplo, el síndrome abedul y alimentos vegetales.

En el centro y norte de Europa se estima que el polen de abedul supone un 20 por ciento de la alergia al polen aproximadamente. Un 70 por ciento de los pacientes con alergia respiratoria por polen de abedul presentan una alergia alimentaria a alimentos vegetales, como las avellanas, el apio o la zanahoria. Debido a que el factor desencadenante inicial es la sensibilización por vía inhalatoria a polen de abedul, el síndrome se restringe a áreas con una importante polinización por este tipo de árbol. En el caso de España, en zonas con una alta carga de polen de plátano de sombra, más del 50 por ciento de los pacientes con rinitis y/o asma por dicho polen presentan una alergia alimentaria a alimentos vegetales tales como el melocotón, la lechuga y/o la avellana entre otros, mientras que en zonas con una alta carga de polen de gramíneas la alergia a alimentos vegetales, tales como el melón o el melocotón, asociada a alergia respiratoria por gramíneas también es muy prevalente. Por tanto, según Bartra, se podría afirmar que el patrón de la alergia a alimentos depende tanto de los hábitos dietéticos de la población de una determinada área, como de los aeroalérgenos responsables de alergia respiratoria existentes en la misma.

Si se analiza la interrelación entre el sistema respiratorio y el aparato digestivo a partir de pacientes con inflamación alérgica del tubo digestivo, excluyéndose alérgenos alimentarios como responsables, se demuestra también una cierta conexión entre ambas vías al justificarse dicha inflamación por la exposición a aeroalérgenos. Entre el 60 y el 80 por ciento de los pacientes con esofagitis eosinofílica presenta una rinitis/asma alérgica por aeroalérgenos, sin alergia alimentaria asociada en entre el 40 y el 50 por ciento de éstos, correlacionándose en algún caso los episodios de empeoramiento de la esofagitis eosinofílica con la polinosis. El que la enfermedad alérgica sea una reacción inflamatoria sistémica con afectación de algunos órganos diana, podría justificar parte de esta interrelación entre el tracto respiratorio y el digestivo más allá de la reactividad cruzada entre proteínas homólogas presentes en alérgenos inhalantes y en alimentos.
 

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