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Lunes, 02 de enero de 2012  |  NÚMERO 62 Acceda a nuestra hemeroteca
publicaciones científicas
Científicos catalanes, en ‘Environmental Health Perspectives’
Los gases de los tubos de escape elevan la mortalidad hasta un seis por ciento
Las sustancias procedentes del tráfico son más tóxicas que las de la construcción o la industria

Ángeles Blanco
Las muertes por tráfico no sólo se producen al volante. Las sustancias expulsadas por los tubos de escape son las más dañinas para nuestra salud, hasta el punto de que en los días de más tráfico el número promedio de muertes se eleva un 6 por ciento. Así lo ha desvelado un estudio realizado por un grupo de investigadores de Barcelona, que se publica en Environmental Health Perspectives.

El estudio, desarrollado por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, ha analizado, por primera vez en Europa y durante un periodo de cinco años, el impacto en la mortalidad de 26 sustancias químicas del aire de la ciudad de Barcelona. Las más contaminantes salen por los tubos de escape. Después, pero muy por detrás, las procedentes de la construcción y el transporte marítimo. Y en último lugar, las originadas por la actividad industrial.

Jordi Sunyer. Foto: Pablo Porlan.

“Las partículas procedentes del tráfico son más tóxicas porque tienen mayor cantidad de partículas ultrafinas y componentes químicos que sobrepasan los pulmones”, explica a Publicación Médica de Neumología el codirector del Creal y supervisor de la investigador, Jordi Sunyer.

“Otras partículas –prosigue el experto- presentaban menor asociación. En concreto, las derivadas del transporte marítimo y la construcción podían llegar a elevar la mortalidad en sus cotas más altas hasta un 3 por ciento, mientras que la industria sólo lo hacía un 1 por ciento”.

Órgano “diana” de la contaminación atmosférica

El mayor impacto se produce, según Sunyer, sobre las enfermedades cardiovasculares debido a que “las partículas finas producen estrés oxidativo generalizado”. Esto ocurre sin dejar de lado su efecto sobre los el aparato respiratorio, que es el “órgano diana de la contaminación atmosférica”.

De hecho, otras investigaciones de este centro han demostrado que la contaminación del aire aumenta y empeora los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma, e incluso se “ha abierto el debate sobre si es un factor de riesgo en el cáncer de pulmón”.

Por eso, a la luz de estos datos, el codirector del Creal hace un llamamiento público para que la reducción de los niveles de contaminación se convierta en una “prioridad” para España. “Es una cuestión especialmente importante en los países de Europa del sur porque son zonas en las que no llueve y no se limpia la atmósfera y, en las que además, se da la paradoja de que hay menos intervenciones para disminuir los niveles de contaminación”, advierte.

La primera piedra de una investigación europea

El siguiente paso de este estudio es el proyecto europeo MedParticles, en el que otros países mediterráneos como Francia, Italia y Grecia aplicarán este método de análisis. Un proyecto que también tendrá participación española, ya que a la ciudad de Barcelona se sumarán las de Madrid y Huelva.

“Lo primero es confirmar que estos datos son extrapolables. Después, ampliaremos el análisis a otras patologías y tendremos en cuenta si el impacto de la contaminación incide en el número de hospitalizaciones y consultas”, explica el doctor Sunyer.

Asimismo, otro de los ejes de este nuevo estudio será identificar la huella de la contaminación importada. “Hay un porcentaje de días (entre 8 y 10 por ciento) en los que aumenta notablemente la contaminación procedente de otras regiones del mundo como ocurre, por ejemplo, con las partículas del polvo del Sáhara”, aclara.
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