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EN 2026 SERÁ LA ENFERMEDAD RESPIRATORIA MÁS IMPORTANTE | |
El diagnóstico de la apnea del sueño crecerá un 4,2% en la próxima década
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Afecta, como mínimo, al 25 por ciento de la población adulta y al seis por ciento de los niños | |
Redacción. Madrid | |
“Tenemos un elevado infradiagnóstico, pero el conocimiento de la población en general y de los profesionales cada día es mayor, obligando a los expertos y a los médicos de Atención Primaria a estar atentos a la presencia de factores de riesgo y llevar a cabo estrategias para detectar esta patología”, explica Carlos Egea, coordinador del Área de Sueño de Separ. En este sentido, el Libro Blanco apunta a que el número creciente de visitas en los servicios de neumología relacionados con la apnea de sueño se deben a una mayor sensibilidad hacia esta patología por parte de otras especialidades médicas y muy concretamente de Atención Primaria, pero también por una mayor demanda de los pacientes que poco a poco conocen mejor esta enfermedad y requieren un mejor diagnóstico y posterior tratamiento. La causa de la apnea de sueño está en la alteración de la vía aérea, especialmente la faringe/laringe, que se estrecha e impide el paso del aire produciendo el cierre de la vía respiratoria. Este fenómeno se produce por la debilidad o excesiva relajación de la musculatura, por alteraciones anatómicas, factores hereditarios u otras causas desconocidas. “Al cabo de un tiempo más o menos largo, la respiración recupera la normalidad con un ronquido fuerte o con un sonido gutural que puede incluso despertar a persona afectada impidiendo un sueño continuado”, explica Egea. Las consecuencias de la apnea del sueño pueden dividirse en dos grandes áreas. Por un lado, los efectos físicos derivados de la hipoxia, es decir, de la bajada de los niveles de oxígeno en sangre y en otros órganos debidos a las paradas respiratorias, y que diferentes estudio relacionan con enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la trombosis cerebral, la angina de pecho o el infarto de miocardio y más recientemente, incluso se está valorando la asociación con cáncer. Por otro lado, los efectos de la falta de un sueño reparador, y que hace que las personas que padecen apnea del sueño sientan fatiga, pérdida de concentración, somnolencia diurna e irritabilidad, y que pueden tener como consecuencia mayor siniestralidad laboral o de accidentes laborales o de tráfico. El paciente tipo suele ser un varón con sobrepeso, roncador y mayor de 65 años, sin embargo también afecta a las mujeres especialmente a partir de la menopausia. Egea apunta que “los tratamientos utilizados actualmente son muy efectivos para las consecuencias negativas de esta patología, tales como la CPAP y los dispositivos intraorales, en el caso de que el paciente no tolere la CPAP o los demande como primera opción”. Además, para prevenir la apnea de sueño, el especialista recuerda que adoptar hábitos saludables como una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, hacer ejercicio físico de forma regular, abandonar el tabaco y evitar el alcohol, son también pilares principales del tratamiento. |