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Miércoles, 17 de febrero de 2016  |  NÚMERO 79 Acceda a nuestra hemeroteca
ESTUDIO DE NEUMÓLOGOS DEL RAMÓN Y CAJAL Y DEL MARAÑÓN
Disminuye la mortalidad por tromboembolia de pulmón
La investigación confirma que los clínicos tratan cada vez mejor a estos pacientes
Redacción. Madrid
David Jiménez, del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria y neumólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal, y Javier de Miguel, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, han realizado un estudio que analiza las tendencias en la mortalidad de los pacientes con tromboembolia de pulmón, que es la tercera causa de muerte cardiovascular, solo por detrás del ictus y del infarto agudo de miocardio.

Javier de Miguel, del Hospital Gregorio Marañón, y David Jiménez, del Hospital Ramón y Cajal.

Para el estudio, ambos investigadores han usado datos del registro internacional Riete analizando las tendencias en la mortalidad de los pacientes con tromboembolia de pulmón (TEP)  durante los años 2001-2013. El estudio ha sido publicado en Journal of the American College of Cardiology.

“Se trata de un estudio observacional en el que se demuestra que en los últimos años se han producido cambios en el manejo de los pacientes con tromboembolia pulmonar, según las recomendaciones de las guías nacionales e internacionales, lo que se ha acompañado de una disminución de la mortalidad a lo largo del tiempo, tanto por la propia embolia pulmonar como por todas las causas”, señala De Miguel.

Los investigadores del registro Riete –internistas, neumólogos, hematólogos y cirujanos vasculares–, dirigidos por Manuel Monreal, incluyen en el registro a pacientes con diagnóstico confirmado de trombosis venosa profunda y/o TEP. Jiménez ha analizado la información de 23.858 pacientes con TEP procedentes de 136 hospitales de todo el mundo. Los investigadores del estudio han comprobado que los pacientes con TEP permanecen cada vez menos días ingresados en el hospital (14 días en 2001 frente a 9 días en 2013). Se observa una tendencia estadísticamente significativa a un mayor uso de heparinas (anticoagulantes) de bajo peso molecular, de tratamiento trombolítico y de embolectomía quirúrgica. Estos cambios  en el manejo de los pacientes se acompañan de una reducción significativa de la mortalidad por todas las causas y de la mortalidad por la propia TEP.

Los resultados de este estudio son muy importantes, ya que la TEP constituye la tercera causa de muerte cardiovascular, solo por detrás del ictus y del infarto agudo de miocardio, y se asocia a una morbimortalidad y gasto sanitario significativos. Este estudio, editorializado por Stavros Konstantinides y Valentín Fuster, confirma que los clínicos “cada vez tratan mejor a los pacientes con TEP”,  según señala Jiménez.

Manejo de la TEP en el futuroEntre los años 2009 y 2013 se han publicado los ensayos clínicos que han demostrado la eficacia y seguridad de los anticoagulantes orales de acción directa. Jiménez y De Miguel señalan que la facilidad de uso de estos medicamentos permitirá la reducción de la estancia hospitalaria de los pacientes con TEP, e incluso el tratamiento ambulatorio de algunos de ellos, es decir, desde el mismo Servicio de Urgencias. Los autores del estudio anticipan que la introducción progresiva de estos anticoagulantes en la práctica clínica mejorará aún más el pronóstico de los pacientes con esta enfermedad.

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