Política de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para recopilar información que ayuda a optimizar su visita. Las cookies no se utilizan para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra política de cookies.

¿Quiere recibir Publicación Médica de Neumología en su correo de forma gratuita?
Martes, 13 de diciembre de 2011  |  NÚMERO 61 Acceda a nuestra hemeroteca
EN PORTADA
XI REUNIONES DE ÁREAS DE LA SEPAR
Afectados por enfermedades respiratorias crónicas, entre los más vulnerables al cambio climático
En el año 2030 podrían haber en todo el mundo unas 500.000 defunciones prematuras en exceso debido a su impacto

Redacción. Madrid
La contaminación atmosférica y el calentamiento global son fenómenos estrechamente relacionados que se potencian mutuamente, y, según los expertos, los enfermos respiratorios crónicos sufrirán de forma más acusada la repercusión del cambio climático. Todavía no se conocen aún totalmente los mecanismos patogénicos implicados, pero sí se sabe que los incrementos de la temperatura provocan en estos pacientes un aumento de morbilidad y mortalidad, y hay suficientes evidencias de que las concentraciones elevadas de ozono, NOx y partículas suspendidas en la atmósfera incrementan las exacerbaciones y se asocian al aumento de hospitalizaciones y defunciones.

Ferrán Ballester.

En el transcurso de las XI Reuniones de Áreas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, celebradas en Toledo, y en vistas a la próxima Cumbre del cambio climático que se celebra en Durban (Sudáfrica), se ha prestado especial atención a las relaciones entre la salud y medio ambiente y en concreto a los efectos sobre la salud respiratoria del cambio climático fenómeno del que ya nadie duda y que la revista “The Lancet” y la Universidad de Londres, ha identificado “como la mayor amenaza para la salud global del siglo XXI”.

Dentro de las sesiones del Área EROM (enfermedades respiratorias de origen medio ambiental) de la Separ, y partiendo de la evidencia de que el calentamiento global es un hecho y que en la Península, por ejemplo, se prevé un incremento térmico uniforme a lo largo del siglo XXI de 0,4ºC por década en invierno y de 0,7ºC por década en verano y una reducción de precipitaciones, Ferrán Ballester, del Centro Superior de Investigación en Salud Pública, la Universidad de Valencia y Ciberesp, ha revisado las distintas vías por las que el cambio climático puede afectar a la salud de la población.

Estas vías y sus efectos son mortalidad y enfermedades debidas a temperaturas extremas (la ola de calor sufrida en Europa en 2003 provocó un exceso de 70.000 fallecimientos en Europa y de 6.500 en España), efectos sobre la salud por eventos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones o incendio; enfermedades debidas a la contaminación atmosférica creciente al aumentar el ozono y las partículas en suspensión; enfermedades alérgicas por exceso de polen y esporas; enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores, ya que el cambio de temperaturas y la climatología pueden inducir un incremento de malaria, dengue o encefalitis transmitida por garrapatas; enfermedades infecciosas trasmitidas por el agua, sin olvidar, por último, los efectos que el cambio climático tiene en las cosechas provocando escasez de alimento, hambrunas o desnutrición, especialmente infantil.

Las personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas se encuentran entre los grupos más vulnerables a los efectos del cambio climático, junto a los niños y los ancianos. En concreto el Dr. Ballester señala que los factores relacionados con el cambio climático que pueden influenciar de manera más clara sobre las enfermedades respiratorias son las temperaturas extremas, que están relacionadas con un incremento de mortalidad, ingresos hospitalarios y visitas de urgencia; las alteraciones en la calidad del aire, en concreto por el nivel de contaminación con la presencia de ozono y partículas finas en suspensión; las lluvias torrenciales e inundaciones que aumentan la humedad, factor de riesgo para neumonías tos y sibilancias; tormentas con liberación de hongos o esporas, así como el aumento de la presencia de alérgenos, con el consecuente aumento de alergias y asma; incendios forestales o tormentas de polvo y arena que se asocian con un aumento del número de cuadros respiratorios.

Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas advierten desde 2002 de que el cambio climático por emisiones humanas puede ser el causante de más de 150.000 defunciones prematuras, pero hay perspectivas más negativas. Un estudio a escala mundial estima que para el año 2030 podrían haber, aproximadamente, 500.000 defunciones prematuras en exceso debido a los impactos de de las concentraciones de ozono y al crecimiento de la población en diez regiones del mundo bajo el escenario de emisiones de seguir como hasta ahora (estudio de West et al. 2007).

Suponiendo que se tomara en consideración la legislación aprobada para controlar los precursores de ozono, se calcula que se evitarían 191.000 muertes globalmente (0,2 por ciento del número total de muertes previsto para 2030). En el mismo estudio se estimó que se podrían evitar 458.000 muertes (0,5 por ciento del número total de muertes previsto para 2030), especialmente en el Sudeste de Asia, utilizando todas las tecnologías y esfuerzos para el control de emisiones.

En opinión del Dr. Ballester, se necesita seguir investigando los efectos del cambio climático y especialmente avanzar en la modelización de la calidad del aire y la distribución de alérgenos para facilitar el desarrollo de sistemas de vigilancia que faciliten la prevención. Desde la Separ, tal y como expone la moderadora de la ponencia, María Jesús Cruz, considera que es tarea de los profesionales de la salud más allá de la investigación iniciar por una lado una tarea de divulgación científica sobre las causas y efectos del cambio climático, al tiempo que colaborar y servir de ejemplo en todo tipo de acciones y campañas de sensibilización que ayuden a crear una conciencia social sobre este problema, siguiendo la experiencia que los profesionales de la salud respiratoria y la Separ, en particular, han adquirido al tratar temas como el tabaquismo.

© 2004 - 2024 Sanitaria 2000, S.L.U. - Todos los derechos reservados.   |  QUIÉNES SOMOS  |  SUSCRIPCIÓN